gusta la biblioteca porque aprendes cosas que no sabes, y luego puedes enseñar a otros”, dice. Para los jóvenes como Juliana, pasar tiempo en el campus ofrece la oportunidad de pensar en el futuro. “Uno de nuestros consejeros creció en este vecindario”, dice Clare. “Los niños se sorprendieron cuando les dijo que había cami- nado en sus zapatos, y se animaron cuando habló sobre lo que podrían lograr algún día”. Fortaleciendo la comunidad, cambiando vidas. Iliana Mallett, una alumna en su último año en St. Mary's, fue consejera del campamento en 2016 y 2017. Dice que las experiencias allí cam- biaron su vida. “Al participar en Summer of Service, encontré mi vocación”, dice Iliana, que quiere trabajar en una universidad en el área del compromiso y servicio cívico. “Sin estas experiencias fuera del aula, mi vida y mi tiempo en la universidad habrían sido muy diferentes. Tampoco hubiese conocido a algunos de mis amigos que se han convertidos en los más cercanos, o descubierto la belleza de la comunidad del West Side “. Iliana recuerda el estrés de organizar el cam- pamento en su primer año, luego de sentirse aliviada después de recibir palabras de aliento de parte de los padres, muchos agradeciéndole a ella y a otros consejeros por cuidar de sus hijos. Ese tipo de gratitud va muy lejos. El padre marianista John Thompson, quien ha sido párroco en holy Rosary/ Parroquia del Santo Rosario por más de un año después de servir en México, dice que el campamento de verano es un ejemplo del compromiso continuo de los marianistas de ccrear y cuidare la comunidad del lado oeste. “El campamento es un espacio espiritual de aprendizaje para los niños del vecindario, y se puede ver el tremendo bien que hace para sus padres”, dice. “Recientemente, los marianistas invirtieron en un ministro juvenil que trabaje con los jóvenes y se asegure de que también haya espacio para nuestros jóvenes adultos, de modo que no haya una brecha en su formación de fe”. La fórmula para mantener la participación de los jóvenes miembros de la comunidad es simple, dice el Padre John: buena música y buena predicación. “La música mueve el corazón, y si funciona en conjunto con la pal- abra hablada, todo es para mejor”, agrega. La matrícula del campamento de verano ha crecido cada año. El plan es seguir creciendo. “Me encantaría ver esto ofrecido durante todo el año, como un programa para después de la escuela y un campamento de verano”, dice Clare. “Nosotros, como marianistas, como católicos, debemos continuar respondiendo a las necesidades de nuestra comunidad, continuar siendo agentes de cambio.” ■ El padre JohnThompson, SM, párroco de la parroquia de Holy Rosary, observa a Sebastian More jugando un juego de cartas “El campamento es un espacio de aprendizaje y espiritual para los niños del vecindario, y puedes ver el tremendo bien que hace para sus padres.” –Padre John Thompson, SM